Hablemos de depresión
Hablemos de depresión.
Hablemos de no poder dormir por la noche, de despertarte mil veces, de no parar de dormir.
Hablemos de no tener hambre o no dejar de comer, de adelgazar 10 kilos o ganarlos.
Hablemos de ir a dar una vuelta y que la vuelta te la den a ti.
Hablemos de no coger el teléfono, no salir de casa y no querer hablar con nadie
Hablemos de dejar las clases de inglés, el gimnasio y las noches con los colegas.
Hablemos del sonido de la alarma en los oídos cuando toca ir a currar.
Hablemos de nudo en el estómago, en la garganta, de las ganas de llorar. Del no dejar de hacerlo. Del no poder hacerlo.
Hablemos del sentirte inútil, del sentir que no te quieren, de sentir que has perdido hasta la capacidad de querer
Hablemos del asco infinito hacia cualquier cosa o persona, y de la culpa, de la puta culpa, que lo mancha todo.
Hablemos del esfuerzo que supone ir a la ducha, o pensar en qué ropa vas a ponerte.
Hablemos del pijama debajo del chaquetón cuando vas a comprar una lata de comida porque pensar en cocinar te desborda.
Hablemos del no mirarte al espejo para no sentir todo lo que no te amas.
Hablemos del túnel. Del jodido túnel en el que estás metido desde hace unos meses y en el que no ves salida.
Hablemos de no querer follar y de que solo la idea te produzca rechazo.
Hablemos de la soledad estando solo, y estando rodeado de gente.
Hablemos del no me apetece, no tengo ganas.
Del no quiero… Pero sobre todo del no puedo…
Hablemos de que no lo entienda ni dios, de que
digan que tienes cuento, que vas de víctima o que te lo inventas.
Hablemos del «no te rayes», del «anímate» del «solo es un bache»
Hablemos de depresión.
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