MARÍA R.

Desde siempre supe que quería dedicarme a una profesión en la que pudiese ayudar a las personas. Cuando empecé la carrera, en la Universidad de Oviedo en 2010, supe que estaba en el lugar adecuado. Al graduarme, me trasladé a Madrid para cursar el máster universitario en Psicología General Sanitaria en la Universidad Europea de Madrid y un máster en Neuropsicología Infantil en la Universidad Complutense. 

Tras mi andadura en Madrid, tenía claro que quería volver a la tierrina y eso hice. Durante siete años me dediqué a la psicología social, centrada en la atención a personas con discapacidad intelectual. Sin embargo, nunca olvidé la clínica y siempre tuve esa espinita clavada, por lo que finalmente me decidí a dar el paso y dedicarme a lo que realmente me apasionaba. Y así, ¡aquí estoy!